Se ha popularizado en el Feng Shui el uso de las fuentes o
cascadas de agua como elemento para acumular el Qi, para proporcionar
abundancia a las personas. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, se ha venido
simplificando su aplicación; al punto que ahora se constituye en un símbolo
casi mágico, distante de cumplir, efectivamente, su verdadero propósito.
Por lo que se sabe ahora, parece ser que el Qi (chi), la
energía vital, a la que se hace referencia desde tiempos inmemoriales en el
feng shui, está directamente relacionado con la calidad del aire que respiramos.
La calidad del aire depende en gran medida de la ionización
del oxígeno. Esto es, simplemente, el proceso por el cual un átomo de oxígeno
que posee una carga eléctrica neutra, gana un electrón o pierde un electrón, es
decir, adquiere una carga eléctrica negativa o positiva.
Ionización negativa es cuando el oxígeno gana un electrón,
su carga se vuelve negativa, lo que provoca que las moléculas de oxígeno sean
atraídas en mayor volúmenes por el hierro de la hemoglobina (el hierro tiene
carga positiva y… como se sabe, cargas opuestas se atraen), la hemoglobina de
la sangre es la encargada de transportar el oxígeno a las células de todo el
cuerpo. Los beneficios de este proceso en las personas son:
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Despeja la mente
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Facilita la relajación
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Mejoras en enfermedades respiratorias
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Aumenta la capacidad de reacción visual
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Disminución de lípidos y colesterol
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Disminuya la agresividad y la ansiedad
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Regula la tensión arterial
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Rejuvenecimiento físico y mental
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Recuperación de la memoria
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Limpia el aire de bacterias, humo, polvo y polen
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Etc.
La ionización negativa se genera en la naturaleza: el aire
en las montañas y las costas contienen muchos iones negativos; la función
clorofílica de las plantas también aportan con iones negativos; y la formación
de pequeñas gotas de agua sometida a una fuerte agitación (lluvia, olas del
mar, cascadas) liberan electrones que se incorporan al átomo del oxígeno. Esto
explica la razón por la que al estar en una montaña, pasear por un parque en el
que están regando o después de una lluvia, nos genera mucha satisfacción el
respirar profundamente.
Las fuentes de agua o cascadas artificiales fueron
utilizadas por los maestros del feng shui, para precisamente mejorar la calidad
del aire.
La vida moderna: las viviendas y oficinas en edificios herméticos, la
utilización de tecnología (aire acondicionado, pantallas, computadoras, etc),
contribuyen enormemente a ionizar positivamente los ambientes, lo que disminuye
la calidad del aire que se respira en ellos, provocando patologías como:
dolores de cabeza, depresión, irritabilidad, letargo, insomnio, migraña,
malestar general y varias enfermedades respiratorias.
Respirar es sinónimo de vivir; respiramos buen aire y estamos
más activos, creativos, predispuestos a las buenas relaciones, atentos a las
oportunidades, estamos saludables. Factores todos que crean las condiciones
para realizarnos y atraer la abundancia a nuestras vidas.
Es por esto que, atraer el Qi – la energía vital – es esencial
en el Feng Shui. Es en este contexto que una fuente de agua o una cascada en nuestra vivienda u oficina, cumple la
función de mejorar la calidad del aire.
Pero también comprenderemos que una fuente pequeña (como las que nos
venden en las tiendas de feng shui) no cumple este cometido
Si colocamos una fuente o cascada en el exterior de nuestra
vivienda u oficina, esta tiene que estar ubicada en un punto preciso tal que la
brisa empuje el aire hacia el interior a través de una ventana o puerta abierta
y tener un tamaña tal que permita hacer circular volúmenes significativos de
agua.
De la misma manera, es importante el tamaño y la ubicación
de la fuente o cascada cuando decidimos poner al interior de la vivienda u
oficina.
Vale la pena también considera el uso de equipos ionizadores, los hay en el mercado. Vale la pena estar seguros de su calidad.
Para más información sobre la ionización sugiero ver: